El otro día en clase vimos una serie de cuadros del Barroco que mostraban escenas pertenecientes a la vida de los mártires. Escenas tan realistas, cuidada cada pincelada, cada detalle hasta un punto que se te ponían los pelos de punta.
No acabo de entender la razón de querer representar algo tan truculento. Supongo que lo que se quiere en una obra así es eso; enseñar, mostrar la crueldad que puede llegar a regir los actos de un hombre, la magnitud del castigo que se le puede aplicar a una persona por tener una forma de pensamiento, unos valores, algo que defender. Además de eso, además de mostrar esa crueldad enfermiza, recrear en el observador el orgullo, la dignidad, la valentía de la persona que esta siendo castigada por ser como es, por defender algo o a alguien, por creer en si mismo y en lo que le han enseñado y aprendido.
Cuadros escalofriantes que no quiero poner porque mi estómago no lo resiste. Pero el que a mi más me impacto fue el de el martirio de San Erasmo, de Nicolas Poussin, pintor francés del Clasicismo. Cuadro aterrador, pero sólo cumple con su cometido.
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